PIROPOS

Resuelto el pacto de organización municipal –ediles de la Marea con dedicación exclusiva, asignaciones de asesores a Gobierno y oposición, respectivamente–, se ha dado un paso retador para la gobernanza local aun cuando se necesitan medios materiales. Por eso hay que atraer turismo a La Coruña como fuente de ingresos al no contar con industria poderosa ni servicios que exportar. Conviene estrujar el magín utilizando armas ad hoc. Hacer amena, afectuosa y confortable nuestra ciudad a cuantos nos visitan. Primordialmente al género femenino –siempre seguido por parejas y cachorros–, dado que con su equiparación masculina atraviesa puntuales baches. Nadie les cede asiento en el bus. mucho menos se les deja pasar delante abriendo la puerta y tampoco se las distingue con amplia sonrisa de cómplice convivencia. 
Camino a cumplir objetivos, el Ayuntamiento promocionará piropear a féminas que encontremos en plazas, calles, parques, playas y fiestas de guardar. Altas o bajas, feas o guapas, inteligentes o torpes, las mujeres poseen el secreto de la vida. Merecen alabanzas, halagos, requiebros. Parece oportuno sembrar su camino de flores y que despierten reconociendo que los coruñeses se significan por vivir bien y mantener pacíficas interrelaciones.
Vale cualquier modelo. “No hieras a la mujer ni con el pétalo de una rosa”, cual señala el proverbio persa o el epitafio de Adán en la tumba de Eva –animal díscolo con el que luchaba a brazo partido–  según testimonia Mark Twain: “Donde estuvo ella, estuvo el paraíso”. Claro que podríamos echar mano de Gutierre de Cetina: “Ojos claros serenos...”, pero, ante la premura del lance, gritaremos “¡Guapa!”, madrigal de urgencia acuñado por Gómez de la Serna. O plasmar la pregunta del quinceañero ante la ejecutiva hermosa e impecable que le sale al paso: “¿Podría decirme quién ha muerto en el cielo que hasta los mismos ángeles van de luto?”.

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