Petapouco, coruñés indeclinable

Encuentro al camarada Petapouco en la cola de las oficinas del Deportivo, sitas en Riazor, para retirar el abono anual que dará acceso a los encuentros que disputará nuestro primer equipo en la temporada 2014-2015. Mi amigo se muestra exultante. No le cabe una pajita en su corpachón de lobo marino retirado. Andares a barlovento. Risotadas de viejo barbudo bebedor. Belfo hendido por muchas jornadas apretando la pipa ante calmas chichas o nieblas espesas.
–Hay que ayudar al Depor. No tenemos una gorda y las deudas nos asfixian. Tampoco contamos con buenos jugadores… Pero, ya verás, cuatro chavales de la cantera obrarán el milagro y los esfuerzos de presidente y directivos se verán recompensados merced a la astucia del zorro Víctor Fernández que se las sabe todas. Capearemos el temporal y nos mantendremos a flote. No conviene olvidar que somos ciudad de primera.
Un gallo de pelea singular pese a los vecinos del sur y del arzobispado incordiándonos un día sí y otro también. Pero los hechos son irrebatibles: financieros, económicos, portuarios, aéreos, de servicios, comerciales y culturales a todos los niveles. Incluido el turismo.  Repliqué que su coruñesismo le había hecho pasar cinco pueblos y a bote pronto remató la pelota a gol.
–Recuerda la temporada de ópera, los conciertos de la Sinfónica, la sede  de la Afundación, las programaciones en el Rosalía, Parque Europa y Ágora… Bastará un pequeño recordatorio para tu reflexión. Hace días glosabas al exalcalde Francisco Vázquez por ganar el premio Mariano de Cavia y te recuerdo que obtuvieron tan ilustre distinción los coruñeses Wenceslao Fernández Flórez, Salvador de Madariaga y Manuel Martín Ferrand. Honores que distinguen los excelsos valores de paisanos nuestros, compartidos por gallegos de la talla de Julio Camba y Camilo José de Cela.

Petapouco, coruñés indeclinable

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