MORTADELO, EN EL CONGRESO

Pues va a resultar que la comparecencia en el Congreso del secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, auténtica agencia informativa Mortadelo y Filemón– ha despejado uno de los enigmas más turbulentos sucedidos durante la trágica trifulca del Manzanares entre deportivistas y partidarios del Frente Atlético y otros nombres que guardar, donde se ocultan siglas extremistas de variado talante. Sin embargo, llama poderosamente la atención en primer lugar que, contando con policía científica de primer nivel, la redada abundara más en camisas blanquiazules –maniobra de camuflaje para posibilitar la encerrona– que de otros colores, cuando el suceso ocurrió en Madrid; y, después, la dicharachera sagacidad “irreprochable” de la fuerza pública en una batalla campal coronada tristemente con el asesinato del Riazor Blues Francisco Romero.
Reconocerán conmigo que la capacidad investigadora de la citada autoridad rivaliza con los héroes Sherlock Holmes, Hércules Poirot y Perry Mason descubriendo intringulis profundas. Porque, escuchando entre líneas al aludido Filemón, concluyo que Jimmy fue despachado bien por sus amigos o bien quizás víctima de su propia conducta personal al convertirse en criminal de sí mismo, golpeándose con una barra de hierro el cráneo, reventándose el bazo y a mayor crueldad arrojándose al Manzanares... Allan Poe sería feliz con este tema entre manos, Dostoiewski lo explotaría hasta el desdoblamiento moral y Kafka encontraría una vía procesal obsesiva y absurda que prolongaría al infinito.
Odio la violencia. Nada la justifica. Rompe la armonía del ser humano, que debe radicar en el diálogo. Pero tampoco quiero que se nos cuenten milongas y admitirlas a pies juntillas. Únicamente exijo igualdad y seguridad ciudadana. Me suena a burla y cachondeo si sabían o no el desplazamiento de aficionados. Más menos como si una banda de atracadores informase a las fuerzas de seguridad del robo a cometer.

MORTADELO, EN EL CONGRESO

Te puede interesar