MELLOR SEN MORDAZAS

Hemos perdido la primera batalla de los festejos taurinos pero no la guerra. Para vergüenza coruñesa el general encargado de defendernos, Xulio Ferreiro, ha rendido armas sin disparar un tiro ni consultar a tantas peñas y convecinos en celebrar la fiesta nacional. Donde por cierto la corporación municipal como institución y tras autorizar el derribo del viejo coso se había comprometido a apoyar la construcción de otra plaza de toros, inaugurada años después por Paco Vázquez con el Coliseum. Sin embargo, ahora la actividad cultural huye de ayudar estos eventos cuando sabemos que hay subvenciones para conjuntos musicales, teatro, cine, actividades deportivas  y citas empresariales. Pese a ello quienes amamos este arte sabemos que las aguas volverán a su cauce como en San Sebastián y en fecha próxima la mismísima Barcelona. 
Hay mucha hipocresía y patentes sofismas en los anticualesquiera. No se inmutan por los abortos, relativizan los sufrimientos de marginados y animalejos de pelaje barato. Tampoco por los escraches y tuites anónmios y amenazantes. Coacciones ultras de mareas blancas, internas y mediopensionistas. Ausencias de valores éticos y educación en el furgón de cola de las democracias desarrolladas.
Falta grandeza para comprender esta pasión que baila peligrosamente en el ruedo. La ancestral danza nórdica vestida con traje de seda, pinturera y cimbreante, enfrentada a los pitones de la tarde. Como acompañantes pasodobles marchosos, El gato montés, Relicario, Manolete, Arruza, Silverio Pérez… que encienden cuadros de Goya, Picasso o Gutiérrez Solana con ecos líricos de Miguel Hernández y García Lorca. Toros enamorados de la luna con patas de abanicos de colores… No es un problema de sensibilidad sino de supervivencia respecto a España y nuestra libertad. Ahí lanzo mi pancarta definitiva: “Galicia, mellor sen mordazas”. 

MELLOR SEN MORDAZAS

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