¡Meigas fóra...!

Bastaron las inspiraciones de unos, el acierto de otros y el esfuerzo de todos para que la afición deportivista echara por tierra el mal fario en su encuentro con la Real Sociedad, equipo puntero de la mejor liga del fútbol sideral. Cuatro ajos y una honda voluntad abatieron al gigante por los suelos… Y se esfumaba el meigallo que venía acosando a nuestro primer equipo. Si la dicha es un estado de ánimo miles de coruñeses y seguidores encontraron en la elástica blanquiazul la camisa del hombre feliz. El meigallo se superó cuando los espíritus agoreros predecían una derrota más, dado que el deporte tiene su filosofía, instantes de gloria y tropiezos constantes.
Al demonio con el paro, las pensiones, las subidas de impuestos, el pacto de Toledo, los de gobierno. Todo esto resulta “peccata minuta” al lado de que el equipo blanquiazul alcance puestos sin sobresaltos en la quiniela semanal. Porque para el fan riazoreño la frivolidad –ligero, superficial, poco serio, que solo piensa en divertirse– no existe aplicable a su once de gala. Ellos mejor que nadie –se enfadan, pasan malas tardes, no duermen– lo sufren en sus almas recordando a Ovidio en el arte de amor: “Los espíritus frívolos se ganan con frivolidades” o las brujas de Shakespeare que anunciaban “seréis padres de rayas”
Una manita al equipo más en forma y que marchaba viento en popa, a toda vela, hacia la presa de conseguir plaza en competición europea… Y aquí, cuando nadie daba un ochavo por el Depor, le sonrió la fortuna tan esquiva otras ocasiones. “¡Muchachos, vamos a ganar!”, “arriba los corazones”, “Depor, Depor hay que ganar”. ¿O nos vamos todos de borrachera? Motivos no faltan –centenariazo y campeón de Liga–. Resuenan viejas canciones que nos auparon al Súper Depor mientras los genes fundacionales rielaban las oscuras y brillantes aguas de Riazor.

¡Meigas fóra...!

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