A MAMMA DE LINO BRAXE

Alter ego teatral. Subjetiva transparencia. Mensaje que transmite un alma a su gemela y desemboca en inesperada crítica. Juicios que cruzan el espacio y se hacen sentimiento y participación personalísima. En noche aciaga por la hostilidad climática y coincidir con la retransmisión de un partido oficial de la selección española de fútbol, la compañía Teatro do Noroeste compareció con aceptable entrada en el Fórum Matropolitano, ciclo sin numerar, con “A Mamma” de Lino Braxe. Discreta y sencilla escenografía –paño blanco sobre fondo oscuro– para un espectáculo concisamente dirigido por ese mago teatral que es Eduardo Alonso.
Un monólogo delirante y estremecedor desde la silla de ruedas de una impedida. Historia escénica de un fracaso. De una generación perdida que está buscando culpables de sus propios errores. La rueda de la fortuna que gira sin detenerse desde que el hombre es hombre. Los éxitos y aciertos son posibles, pero reparamos en ello cuando ya han pasado y la juventud nos ha dicho adiós en el fluir del tiempo.
Quien va de viaje de ida no puede detenerse a examinar al que vuelve pues corres el peligro de suplir hemiplejia mental... Así, desde la vejez del papel asumido por ese pedazo de gran dama de nuestra escena Luna Gómez, que va arrancando capas de su cebolla vital y reflexiona hasta su intimidad más sagrada. Tufillo e ideario lógicos de quien pronuncia una lección cual si fuese Platón y su república.
El drama escénico pugna por hacer visible y comunicar al espectador lo que ocurre en las tablas. Representación realidad corren parejas. El papel de los cómicos es actuar como correas transmisoras del autor y su compromiso individual. Es la potencia justificadora del texto. Osmosis de ese argumento donde la placenta dramática de Lino Braxe alimenta y da vida al público sentado en la butaca.
¿Verdad que el sátrapa –ojos y oídos del rey– a veces funciona?

A MAMMA DE LINO BRAXE

Te puede interesar