¿LIBERTAD O IGUALDAD?

Con estos valedores de twitter, email, facebook, game boy, playstatión y demás productos generados por los ordenadores –incluidos tertulianos, redes mediáticas y periódicos digitales– hemos creado un mundo global donde los acontecimientos que tienen posibilidad de ser –cuanto los viejos filósofos designaban como potencia previa al acto– se admiten hoy como realidades aunque no lo sean. Conforman existencias aparentes. Imágenes, sonidos, sensaciones que originan en quien las recibe ilusión de verdad indubitada. Tal está ocurriendo en el país cara a las próximas elecciones. La dicotomía entre PP y PSOE amenaza romperse con el advenimiento de otras organizaciones para repartirse el pastel. Lo paradójico –nuestra piel de toro siempre da en desplantes– es que muchos se acongojan por la pérdida de poder, pese a la ley D’Hont que premia mayorías, y se apresuran a comprar dodotis porque el miedo no les cabe en el cuerpo.
Acá somos poco propicios a distinciones delicadas. Tenemos a grupos, que ni siquiera figuran en nuestras instituciones cual si fuesen fuerzas apocalípticas que derribarán cuanto encuentren a su paso sin dejar crecer la hierba. Vuelve la confusión feudalista de interpretar la propiedad con la soberanía y la libertad con la igualdad. Ejércitos integrados por ciudadanos libres o por súbditos lacayos a las órdenes del dictador de turno. Por eso admiro al campesino romano que deja el arado y empuña la espada cuando la patria peligra... y después, alcanzada la paz y pese al ofrecimiento de un cargo público, regresa a su parcela y vuelve a coger el arado.
Nunca hay que tener miedo al futuro. España la hacemos todos los días. Soy almogávar y doncel de esta gran nación paridora de mundos. Me gusta lo difícil, la honradez y el trabajo. La pasión por mi suelo y la pasión por la verdad. La conciencia de un pueblo radica en el conocimiento de sí mismo.

¿LIBERTAD O IGUALDAD?

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