LECTURAS OBLIGADAS

Encontré a mi amigo Petapouco en la calle peatonal. Esa solana que se han sacado del bolsillo nuestros ediles y goza de tanto beneplácito vecinal. Sita en la plaza de Lugo, a la vera del mercado municipal, amparada del viento, se dibuja como ágora de mentirijillas ciudadana: paseo de madres con cochecitos bebés, aparcamiento de viejos disfrutando el sol, cantantes callejeros que amenizan la mañana, parejas de adolescentes que abordan a los transeúntes intentando captarlos para cualquier buena causa, niños que corren con sus juegos y gritos...
Me di de bruces con mi filósofo casero. Lo encontré erguido, recto y de buen aspecto. Utilizaba un bastón pero, más que decrepitud, transmitía sensación de sana elegancia. “No hagas caso –aclaró ante mis parabienes animosos–. Todo es fachada y nada más que fachada... Como cuanto sucede en nuestro país con el banderín de enganche a la legión. ¡Políticos españoles, las poltronas y el buen vivir os esperan!”.
Tras aclararle que lo encontraba tan “optimista” como otras ocasiones, se despachó a gusto. “Necesitamos una regeneración moral. Atravesamos la raya roja y se confunden los términos, tales como creer que el “dinero público” no es de nadie, que la nación es un concepto discutible y discutido o que el “erario” está ahí para que cuatro mangantes lo afanen y llenen la faltriquera.
Hizo una breve pausa y prosiguió su perorata ética. “Ahora nuestros magistrados y jueces, tampoco muy sobrados de equidad en sus resoluciones, han dado en sustituir con ‘servicios sociales’ a muchos que bien pudieran recibir pena de galeras... Y olvidan que la regeneración de estos grandes sinvergüenzas podría corregirse con lecturas. Por ejemplo, repasad las meditaciones de Marco Aurelio o quizás fuese más aconsejable obligarles a leer en su integridad –tomándoles después la lección– ‘Vidas paralelas’ de Plutarco. Modelo de virtudes cívicas y familiares.”

LECTURAS OBLIGADAS

Te puede interesar