Impasse

Hay que dejar de ser dubitativo. No vale ofrecer una mejilla  cuando te golpean la otra. Se acabaron los pusilánimes, las buenas palabras y lo políticamente correcto. Conviene utilizar idénticas varas de medir. Echar a esos mercaderes que mienten sin rubor y se contradicen defendiendo “aforos” de casta mientras chupan impuestos a mil bocas. Así viven como profetas de la tierra prometida que pisotean inmisericordes.
Más que nunca necesitamos un puñetazo sobre la mesa para salir del impasse donde estamos metidos. Urge utilizar el poder del Estado para defender la democracia que nos hemos dado entre todos. A buen seguro-dicho irónicamente-el desfile por las Ramblas de una bandera de la Legión-rebajaría las ínfulas de tanto separatista catalán de salón. Al igual que los valientes-¡casualidad de casualidades!-, siempre atacan en grupo, protegidos por la impunidad y la amenaza de los tiros en la nuca o las bombas lapa, y cuando los apresan se mean por los pantalones y alzan las manos para que no les hagan pupa.
Necesitamos una figura carismática para estas horas de crisis. Un estandarte, prototipo el Rey Fernando Católico, muy recordado estos días por quienes soñamos una España unida, libre y justa. 
Acaso el Cid, héroe nacional, camino del destierro mientras lo lloraba el pueblo porque sabía que podía devolverle la paz y el pan sin que cuatro robaperas, como hogaño, intenten descuartizar el solar y arrebatarnos la libertad. 
Alimañas con  hurones que atacan nuestras madrigueras democráticas mientras discutimos si son nihilistas o rogelios. Y no hay otra dialéctica que el dedal y aguja-armas y bofetadas-cuando te rompen el traje que vistes orgulloso… Por eso  necesitamos patriotas de una pieza, que no se arruguen, que defiendan a machamartillo y sin complejos de fachas o ser de derechas nuestra variopinta españolidad.
¿El nuevo Gobierno superará el impasse?
 

Impasse

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