GOYTISOLO, RENEGÁNDOSE

Nadie se explica el Ejecutivo del PP con mayoría absoluta y sus contradicciones. Tras el rescate económico, repunte financiero y creación de puestos de trabajo, no ha logrado conectar lo más mínimo con sus administradores. Le falta química. Unos le achacan deslealtades, otros no saben vender el producto elaborado y la mayoría las mentiras de un programa electoral incumplido. Vamos, como si lo hubiera mirado un tuerto, cumpliendo a pie juntillas la ley de Murphy –si algo pudiera salir mal, seguro que sucederá–, cuyos funcionarios “organizan” escándalos como el asalto a Rato por un tipo que figura en las listas del PSOE madrileño. Si tuviesen un circo les crecerían los enanos igual que las decisiones cocinadas por sus cerebros electrolíticos donde, para fastidiar al separatismo catalán, no se les ha ocurrido nada mejor que designar al anti-español Juan Goytisolo premio Cervantes. Contagiado del gran autor pero sin emoción porque está indignado y no puede traicionarse. Añadamos en su debe sus ataques virulentos a nuestra democracia mientras olvida las carencias políticas del país donde vive. Cierto que, pese a su histrionismo de burgués trasnochado con chaqueta y corbata, ha pasado por el aro de acudir a Alcalá de Henares y recibir el galardón de Felipe VI. Tampoco hizo ascos al premio metálico que bien podría haber donado a cualquier ONG. Encima, en el colmo del libertador sofista, argumenta a favor y en contra de su conducta individual.
Acaso no sepa distinguir entre un ácrata  redentor y un nihilista revolucionario; aseguro, sin embargo, que es un hipócrita envidioso negándose a sí mismo, conforme testifica la entrevista publicada por ABC en 2001 donde a la pregunta, ¿si algún día le dan tal reconocimiento?, su réplica cortante: “Estoy dispuesto a firmarlo ante notario; no pienso aceptar el premio Cervantes nunca. No soy ningún bien nacional ni estoy dispuesto a admitir ningún premio nacional”.

GOYTISOLO, RENEGÁNDOSE

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