Escuadra hacia la censura

Soy hijo de mis vivencias y esclavo de  mis errores. Todo ya está escrito. Difícilmente puedo alterar lo que ya no puede ser posible por imposibilidad física irrevocable. Pero en el bolsillo de mi alma guardo celosamente mentiras que se muestran como verdades indubitadas o tergiversaciones que aseguran son hechos ciertos cuando son mercancías averiadas dichas a medias.
Traigo a colación el preludio para comentar arte dramático. Porque hay mucha teatralidad en los papeles asumidos por distintas generaciones e individuos. Tuve en mis manos el libro donde figuraban apuntados los falangistas coruñeses anteriores al 18 de julio de 1936 –diecisete en total– y como proliferaron abundantísimos conforme la sublevación militar triunfó en nuestra ciudad. También comparo tres fotografías de la madrileña Puerta del Sol –día de la proclamación de la II República española, entrada de las fuerzas franquistas al liberar la capital y un acto con asistencia del odiado dictador– y mirándolas con lupa estoy convencido que miles de tipos asistieron a los mismos acontecimientos. De camisa vieja a chaqueta nueva. Rogelio de toda la vida.
Así, durante mis tiempos seuistas en el caserón de Juana de Vega, recuerdo el desafío del TEU con una lectura colectiva de “Escuadra hacia la muerte”. En aquellos momentos, “si te dicen que caí…”, el joven Alfonso Sastre la había estrenado el 18 de marzo de 1953 en el teatro María Guerrero. Tres días después la censura la retiró de cartel. “Impresión irreal de la familia militar” (Estado Mayor del Ejército). Ahora, en el mismo local, dirigida por Paco Azorín se busca ese raudal de luz, esperanza y optimismo de un grupo de soldados atrapados en un bunker. “La obra–asegura su director– habla de la oscuridad del ser humano, pero también sobre el futuro del individuo…”.
Desafiantes, bajo estos parámetros, el TEU leyó.

Escuadra hacia la censura

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