Elipse urbana

Grecia inventó la ciudad. Para ello no dudó en abandonar concepciones religiosas imperantes en aquel tiempo –indos y egipcios– o el comercio o industria practicados por fenicios y cartagineses. Sin teocracias, castas manipuladoras, tiranías personales, o una gigantesca organización de funcionarios como la que hoy nos ahoga. Supieron lanzarse para fundar ciudades colonias. Una nueva manera de concebir estas agrupaciones libres y perseguir la dignidad y la justicia en el seno de un ambiente moral y costumbrista. O, si nos parece más idóneo, hallar el “medio preciso para servir estados de ánimo.
Desde aquí insistimos sobre nuestro urbanismo por su cualificada importancia en el desarrollo vecinal. Fundar y mantener su buen funcionamiento exige que los movimientos de sístole y diástole acompasen satisfactorio ritmo cardíaco. La Coruña es locomotora de Galicia. Con argumentos económicos, financieros e imaginativos suficientes. Lo atestigua el viejo puerto ártabro –miles de cruceristas– y la espléndida realidad de punta Langosteira; Alvedro en progresión constante; excelente red ferroviaria y de carreteras. Un emporio de servicios, cultura, ocio ofrecidos a la carta con turismo superador en tiempos de “cólera”. En el “rendimiento” como elipse urbana para superar frustraciones. Curva cerrada y plana., similar a la trayectoria astral con dos ejes de simetría que fagocitan para crecer armónicos.
Hay que centrifugar la ciudad para que siendo distinta se mantenga idéntica. Etapa de desasimiento y búsqueda de la verdad social. Hay que olvidar obras faraónica e inútiles, Romper con el tiempo y el espacio que nos han sido impuestos. Los políticos tienen que renunciar al oropel de los deseos para servir a los demás. Que disfruten únicamente brisa, lluvia, barrios, jardines. Vivir sirviendo a los vecinos y sin corromperse nunca jamás.

Elipse urbana

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