DONDE HAY BUEN TEATRO...

Dentro de la extraordinaria temporada promocionada por nuestro Ayuntamiento, dos representaciones para enmarcar. En el Rosalía, ciclo principal, llenos absolutos, ofrecidas por la Compañía Nacional de Teatro Clásico con “Donde hay agravios no hay celos”, de Francisco de Rojas Zorrilla, versión de Fernando Sansegunda. Bajo dirección redonda, creativa erudición dramática, de una conmovedora Helena Pimenta. Público de estreno y amante del siglo de oro, que sabe a donde va y lo que quiere. Decisiva escenografía en semicírculo de casas, ventanas y portales de la madrileña calle de Alcalá. Deliciosa coreografía gestual. Brillante partitura coral. Cuidadosa moda y vestuario. Buena iluminación. Correcta esgrima a pie de tablas. Versificación novedosa, diáfana, rítmica, audible.
Con estos mimbres el cesto da en obra de arte, realista y profunda cuando los personajes ondulan y se mueven al estilo del superado teatro de masas soviético o, mejor, como nuestro Fuenteovejuna. Enriquecen sus percances. Calan sus celos mal reprimidos. También su heliogábalo sentido del honor. Deseos, ambiciones, esperanzas y aventuras iniciadas con el acordeonista que accede por el patio de butacas al escenario y nos hipnotiza como el flautista de Hamelin tras un estupendo elenco integrado por cinco consumados actores y cuatro seductoras pizpiretas actrices.
Un doblón singular para un siglo de oro. Espléndida realización. Obra donde lo grotesco bebe de la realidad y la transpira con honda delicadeza. Capacidad de síntesis. Estudios psicológicos. Tipos universales que trascienden del Madrid decadente y simplón. Autor feminista. Innovador. Del patetismo a la carcajada. El amor como entelequia para ser feliz o segunda oportunidad donde hallar la inocencia perdida. Tal como nuestro autor alude a Cabellera, primera comedia de figurón de nuestro teatro: “Zambo un poco, calvo un poco,/ dos pocos verdimoreno,/ tres pocos desaliñado,/ y cuarenta muchos puerco...”.

DONDE HAY BUEN TEATRO...

Te puede interesar