UN DEMÓSTENES ESPAÑOL

El premio Mariano de Cavia en nuestro periodismo nacional son palabras mayores. Francisco Vázquez, exalcalde de La Coruña y exembajador en el Vaticano, acaba de conseguirlo por su tercer en ABC “España”, publicada el 17 de noviembre de 2013. Un encendido alegato por nuestra unidad territorial que evoca al orador Demóstenes y sus arengas contra Filipo de Macedonia. Quiero sumarme así a las felicitaciones, enhorabuenas y aplausos que recibirá estos días semejante hombre que ha hecho del ejercicio de la política un servicio prestado a los demás. Sin distinción de credos ni ideologías. Únicamente vale quien sirve y servir es un honor. Como hace nuestro glosado al recordarnos que Albert Camus afirmaba que ningún fin justifica los medios, pues lo importante es preguntarse que ética justifica el fin.
Mantengo la fidelidad que juré a mi patria. Rechazo a antisistemas y podemos que lo mismo van tras un victorioso equipo de fútbol que se mezclan con líderes radicales y caóticos que destruyen por capricho lo público. Paco Vázquez alude al mito de Sísifo, condenado al trabajo infantil de subir una piedra a la cima de una montaña, que rodará de nuevo al valle, como sueño de hombre rebelde capaz de decir “no” aunque peligre su vida.
Además, pese al populismo que este debate genera, acojo tal vehemencia callejera argumental y el rior docto que la pieza oratoria exige. Rectitud orientadora. Argumentos intencionados. Persuasión. “La defensa de España –razona el artículo– está por encima de cualquier militancia o disciplina partidaria, porque es un compromiso moral con nuestra propia conciencia”. Mi análisis honesto y cordial me retrotrae al encuentro de Jenofonte con Sócrates en una callejuela preguntándole, ¿dónde hay que buscar las cosas necesarias? Yo seguiré la apología conmovedora e histórica de Paco Vázquez.

UN DEMÓSTENES ESPAÑOL

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