LA CORUÑA, DISCRETA Y AFABLE

El misterio coruñes aparece servido en papel celofán. La discreción como atributo excelso de su climatología urbana. Tacto y moderación la distinguen. Jamás una palabra molesta o una provocación impertinente. La caracteriza una delicada conducta a la hora de entablar amistad con loe otros, pues si la paciencia todo lo alcanza como decía la posta mística la discreción es la gramática del buen lenguaje por cuyo uso suspiraba Don Quijote. Quiero insistir, sin embargo, en aspectos fundamentales de nuestra fisonomía . Desde la puntualidad como cortesía de los selectos hasta los dias vestidos con ropas diferentes. Épocas que definen el calendario ah margen de estaciones de ferrocarriles, autobuses o marítimas... Mucho menos los conciertos de Vivaldi que Camerata ofrecerá el próximo viernes en el Teatro Colón con las cuatro estaciones porteñas de Astor Piazzola.
Me congratulo del buen rollito que brindamos a cuentos tienen  la dicha de conocernos. Es la explosión de una jubilosa primavera azul, verde, gris. Que abre la renovación de la vida pura conseguir mil noches de amor aun cuando a veces el viento acelerado o le lluvia copiosa invadan nuestras calles. También un verano equilibrado de temperatura mientras España se abrasa y aquí la brisa te acuna y permite respirar mientras echas una mantita al descanso nocturno. Ni frío ni calor. Termómetro medido y a gusto del paladar más exigente.
Después el rostro coruñés se asocia con el casteño de las cosechas tardías, las hojas volando en tropel, la luz solar menguando y el Depor ahogando angustias en Riazor. Cierra el huraño invierno que aquí se hace primavera mortal, aguardando le cita en el Obelisco hogareño al volver por Navidad... “¿Por qué lloraré el silencio/ las tardes de los domingos?” (Santiago Castelo).

LA CORUÑA, DISCRETA Y AFABLE

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