Cervantina

Mucho público joven en el Rosalía. Informal. Extravagante. Interesado en la versión teatral del excelso autor de El Quijote. Un recorrido espectacular por sus mejores textos, novelas ejemplares, entremeses, La Galatea, baños de Argel, viaje con las musas de la mano por el parnaso. Piezas breves. Sencillas. Profundas. Musicales. Representadas y bailadas con ritmo dinámico. Creativas. Electrizantes a cargo de la compañía Ron Lalá. Turno ciclo principal. Dos representaciones con llenos testificales donde no cabe un alfiler más. El estreno ofrecido ahora, “Cervantina”, nos retrotrae al éxito internacional alcanzado por “En un lugar del Quijote” y a su estreno muy grato en La Coruña.
Espectáculo colectivo que agota los mejores calificativos del público que tenga la suerte de gozarlo. Sus promotores y animadores Juan Cañas, Miguel Magdalena, Álvaro Tato, Daniel Rovalher e Iñigo Echevarría son ánimas desatadas en el cementerio jocoso del mundo. Arte de buen decir. Humor a prueba de lenguaje esquemático, popular, lleno de hondura humana. Unos cómicos naturalizados que se empeñan por mostrarnos lo mejor de Cervantes bajo la cabalística y emblemática dirección de Yayo Cáceres, utilizando una coctelera escénica donde bate literatura, música, danza, vestuario, iluminación y escenografía. También acceso de los actores al patio de butacas provocando y consiguiendo la participación del “respetable”. Gitanos, buenaventuras, ilustres fregonas, “Padre Nuestro” que firmaría cualquier teólogo moderno, retablo de maravillas para incautos. Pobredumbre. Ansiedades. Esperanzas. Lorca. Patriotismo en Lepanto. La gloria a cambio de la mutilación. Recaudador de impuestos. Premonición de las labores que ejercerán las ONG.
Como telón final, tras nutridos aplausos y bravos, los cinco protagonistas recorrieron el escenario y el pasillo de butacas cantando receta para estar sano: “No hay vacuna ni aspirina, que cure mejor que la cervantina”.

Cervantina

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