Caridad con eñe

Frutos saneados de colaboración solidaria entre la Fundación Amancio Ortega y Padre Rubinos. Así hacen patria con los desheredados y las entidades benéficas. La Coruña escribe caridad con sencillez –amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo–, y se vuelca hacia los demás hasta el sacrificio real.
Un estupendo complejo funcional diseñado por Elsa Quintana, “espacio sereno e integrador” constituido por distintos módulos –escuela infantil, residencia de mayores, servicios administrativos y albergue de transeúntes– prolongados desde una gran plaza central porticada. La parcela, cedida por el Ayuntamiento en Los Rosales, muestra su eficacia social y reviste de elegancia su acceso al siglo XXI. Aparte de la cimentación económica –25 millones de euros de la Fundación Amancio Ortega y solar municipal– se invertirán otros tres millones de euros por parte de la fundación para habilitar un parque público en el exterior del recinto. Sin duda un servicio prestado por la comunidad herculina a sus miembros más vulnerables.
Yo no sé si Dios es coruñés, pero sí puedo asegurar que escribe derecho con renglones torcidos a la hora de echar una mano a quienes lo están pasando mal. Por eso inaugurar estas instalaciones merece el aplauso. No en vano incluso pudieran haber inspirado a Concepción Arenal cuando predijo: “Hay tanta justicia en la caridad y tanta caridad en la justicia, que no me parece loca la esperanza de que llegue algún día bendito en que se confundan”.
Porque hay mucha alma solitaria perdida alrededor, que no solo necesitan la dádiva de una moneda, sino la limosna de nuestro tiempo y compañía para escuchar sus tribulaciones y aconsejarlos.
Inauguraciones similares se cargan muchas doctrinas políticas y constituyen jarros de agua helada para tanto frívolo mesiánico populista, que anuncia mil paraísos, mientras acá la caridad se escribe con eñe de La Coruña.

Caridad con eñe

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