ANEMIA INSTITUCIONAL

Hay muchas maneras de succionar la vitalidad de la urbe y sus instituciones. Podría utilizarse una solitaria (taenia solium). Ese despreciable gusano cestodo que vive como parásito en el intestino del hombre y otros animales. O sorber maliciosamente energía deparando triste anemia perniciosa. También podrían tacharse objetivos comunes o decisiones justificadores. Pienso, por ejemplo, como durante la dictadura franquista se fueron inutilizando las jefaturas provinciales del Movimiento al dejarlas sin sustancia ni nada que hacer. Murieron por inanición. La política dispone de medios para no dar puntada sin hilo o coser rotos y descosidos. Llegados al momento actual cualquier mirada a La Coruña lo confirma. Descendemos la ladera del monte y semeja harto dificultoso recuperar fuerzas y conquistar otra vez la cima de la que hemos sido arrojados. Primero como capital de hecho de Galicia. Después cesar como capitanía de la VIII Región Militar con el equipamiento lógico: cuarteles, maestranza, fábrica de armas, batallones de tropas, etc. etc. Sin olvidar por otro lado la proyección industrial (importantes factorías), comercio, navegación, actividad portuaria, grandes empresas financieras y fuerzas eléctricas. 
Pero hoy sufrimos ictus que no acertamos a sacudirnos. No sólo somos inoperantes sino que tampoco intentamos una carrerilla para saltar. La población necesita marcapasos y cielos llenos de sol. Se esperaba mucho de la Marea, nasía pá`ganá pero sus zapadores de ingeniería social nos enviaron a tomar por saco. Ahí está- último inri- las ayudas a Lavacolla y el deterioro de vuelos desde Alvedro porque Martiño Noriega, desde Santiago, ejerce de capitán general con mando en plaza y nuestro Varoufakis de A Gaiteira, Xulio Ferreiro, responde- ¡a tus órdenes!- con taconazo y saludo sumiso. Mientras nuestro aire limpio afirma que lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.

ANEMIA INSTITUCIONAL

Te puede interesar