EL ALARIDO DE LA CARIDAD

La caridad es un bien espiritual que otea las necesidades del prójimo para echarle una mano conforme lo necesite. Es amar hasta lo imposible convirtiendo hacia los demás el “yo” en nosotros. Así nos lo recuerda ese hombrazo tejido de esperanza, ilusión, sacrificio y coraje, Eduardo Aceña García, presidente de la Institución Benéfico Social Padre Rubinos, en el saluda con que presenta la memoria correspondiente a 2015. Datos estadísticos, prestaciones, asistencias, albergue social, actividad gerontológica con ancianos desamparados, escuela infantil, acontecimientos de ocio y diversión. 
También la expresividad de los números  como rasgo providencial tendido a La Coruña. “Podríamos no saber –reconoce– buscar lo bueno absoluto, la norma absoluta, ni siquiera lo que es el hombre, lo humano o la humanidad, pero lo que es inhumano, eso lo sabemos muy bien”. De ahí que aluda a dar a cada uno lo suyo como principio regidor de la Justicia. Desde Platón, pasando por los jurisconsultos romanos, los estudiosos medievales, nuestros redactores de las Leyes de Indias o el mismo Alfonso X con su Código de las siete partidas. 
Libertad e igualdad de los hombres. Principios orgánicos de instrucción y lealtad por esas criaturas desheredadas que deben ser objetivo permanente de atenciones. Desde su fundación –19 de abril de 1918– el Patronato de la Caridad mantiene ruta sorteando mil galernas y llega a la realidad actual donde cuentan la habilidad, gestión y generosidad de una buena directiva, cooperadores necesarios, Xunta de, Ayuntamiento, Diputación, fundaciones públicas y privadas, socios benefactores y colaboradores puntuales. Dar a cada uno lo suyo. Sin alterar la brújula al posponer necesidades corporales a las espirituales en las caridades locas que tanto despreciaba Chesterton. No olviden que la entrega es una alquimia como acto de valor.

EL ALARIDO DE LA CARIDAD

Te puede interesar