La factura del gas

Los ciudadanos se hallan ahora con una decisión tomada de forma irresponsable por parte del Ejecutivo por Rodríguez Zapatero en 2009: la  aprobación del proyecto “Castor”, un almacén de gas natural próximo a la costa de Vinaroz (Castellón). Aquello se hizo mal, sin tener en cuenta el riesgo ambiental; los vecinos, atemorizados por los movimientos sísmicos  continuados que soportaban, achacaron la culpa a la presión que el gas ejercía en aquella gruta. El Gobierno entrante encargó un estudio detallado y paralizó el almacenaje hasta que lo tuviese en su poder para ponderar los riesgos. Una vez estudiados los informes del Instituto Geográfico Nacional y del Geofísico Minero, se procede a la cancelación definitiva del proyecto, al tener impacto en el desarrollo ambiental de la zona.
Hasta aquí sería todo normal, sino fuese porque la ciudadanía, vía recibo del gas, tiene que abonar por este acto altruista de Zapatero el importe nada desdeñable de 1.350 millones de euros, que cada consumidor gasista tendrá que sufragar de su bolsillo a lo largo de los próximos 30 años. De modo que el Gobierno se lava las manos y le endosa este macroerror de Zapatero al común de los ciudadanos, todo ello sin exigir responsabilidades a los mentores de semejante desaguisado. Que, como dijo Carlos Marcos, de Unión Coruñesa, es el reflejo lo que acontece en la vida política: “Es fácil hacer política con los votos de los ciudadanos mal empleados, algunos interpretan este oficio como un negocio, no como una realidad social. Que no es el caso nuestro, de modo que la ciudadanía acaba echando del poder a los que no cumplen sus promesas”.
El ciudadano piensa cuando va a las urnas en que le solucionen sus problemas, no quiere que le hagan líos, y que se depuren las culpas por los actos cometidos en el ejercicio de sus funciones. Crujiendo al sufrido contribuyente por todos los lados, cuando no son las eléctricas,  lo son las empresas del gas, sino las petroleras en su afán de estropear la vida social y familiar. Todo ello por idénticos motivos y afanes. Algo habrá que hacer, porque si no, a este paso, la luz, se cambiará por velas, con lo que habrá más trabajo para el parque de Bomberos; el gas,  por el abrigo en casa, y la gasolina... de momento es más complicado, pero usando menos el coche, ya que el precio del carburante no se ajusta a la realidad. (De esto hablaremos en otro artículo)

La factura del gas

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