¡ALARMA, ALARMA!

Ya no llegan los juzgados ni los jueces para investigar a tanto corrupto, ladrón, blanqueador, malversador, evasor, chorizo, o hijo de la gran puta, que se lucra para su provecho, el de su partido político, o ambos, metiendo la mano en el cajón de nuestro dinero.
El Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Supremo, la Fiscalía Anticorrupción y el fiscal general del Estado deberían pedir auxilio para que los casos de corrupción política no se pudran en los juzgados mientras se instruyen y juzgan.
Claro que, a lo peor, puede que los antedichos no estén interesados en que esos asuntos se resuelvan con la celeridad con que se debería.
Si eso fuera así, estaríamos ante un caso gravísimo de alarma social. Y si no es así, estamos en un caso clarísimo de alarma social.
Tardar varios años en aplicar la ley a esos cabrones, da sensación de injusticia. Los corruptos proliferan como setas en la mierda, y hay poco recolector para tanta seta venenosa.

¡ALARMA, ALARMA!

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