Aprobado en Europa, ¿suspenso en España?

Tengo para mí que el ministro De Guindos, que anda por los espacios económicos europeos como si fuesen las canchas de tenis que él tanto domina, ha cosechado una victoria importante de cara a Europa, después de que el comisario para Asuntos Económicos, Moscovici, se atreviese a proclamar que España no cumplirá el objetivo fijado de déficit ni este año ni el próximo. El Gobierno se ha tomado casi como una “maniobra electoral” el mal pronóstico del exministro socialista francés, y ha visto con enorme satisfacción cómo Moscovici era desmentido desde la propia Comisión, hecho casi sin precedentes.
De algo tendría que servir esa relación cuidadosamente trabada entre Guindos y el superministro financiero alemán, Schäuble, que corre paralela al acercamiento tantas veces propiciado entre Merkel y Rajoy. Hay muchas críticas que hacerle a Rajoy en lo referente a la política interna, y nunca me he recatado a la hora de hacerlo. Pero un cronista no puede esconder que el papel, discreto y de pocas alharacas, como cuadra al personaje, jugado por el presidente del Gobierno en el seno de la UE está resultando eficaz: no solo está recibiendo parabienes de (casi) todas las instancias comunitarias por su política económica, sino que ha conseguido que numerosos representantes de gobiernos europeos condenen, los afanes separatistas de Mas y sus muchachos: no habrá sitio en la UE para una Cataluña separada.
España no es un gigante en política exterior: no le corresponde. Pero pienso que nuestro país ha sabido irse ganando el respeto de sus colegas comunitarios, el aprecio de EEUU y hace escuchar su voz- en el Consejo de Seguridad de la ONU. Lejos los traumas de la “era Zapatero”. Para colmo, cuenta España ahora con el más alto representante institucional, un rey que no puede convenir más a esa “marca España” que, por otro lado, entiendo que podría estar más eficazmente gestionada, aunque la idea de su creación haya sido buena.
Ignoro si España logrará o no cumplir su objetivo de déficit. Pero, sin compartir los gritos sectarios que aseguran que la “columpiada” de Moscovici es una “maniobra socialista” de cara a las elecciones de diciembre, pienso que el eurocomisario económico se ha precipitado.
Como algunos se precipitaron a la hora de atacar el adelanto, en menos de dos meses, de la presentación de los Presupuestos para 2016: pienso que, aunque habrá que corregir su aplicación sobre la marcha, es mejor ir a las elecciones con los Presupuestos aprobados que sin hacerlo. Otra cosa es que Rajoy se equivocase no adelantando estas elecciones para, por ejemplo, hacerlas coincidir con las catalanas. Y es que tengo la impresión de que Rajoy acierta generalmente en su manejo de tiempos y formas cuando se trata de abordar temas del exterior, pero yerra en la gestión de eso que se llama política pura y dura: es otro político de esos que son aplaudidos en el extranjero y casi ignorados, cuando no abucheados, en casa.

Aprobado en Europa, ¿suspenso en España?

Te puede interesar