Tiempo de eufemismos

¡Qué sería de nuestros políticos sin los eufemismos! Son pocos los que se atreven a decir con claridad lo que piensan sin buscar refugio en las fórmulas ambiguas que ofrece el lenguaje para disimular cuando a uno no le conviene mojarse. Si uno escucha al presidente del Gobierno cuando dice que no le gustan “ni las fronteras ni los muros”, podría pensar que se encontraba de viaje en Berlín y hablaba del famoso Muro. Sin embargo, Rajoy contestaba a una pregunta sobre las órdenes de Trump que afectan a los refugiados.
Rajoy no está solo en el culto al eufemismo. Artur Mas sigue reclamando el “derecho a decidir”, expresión ideada para intentar atenuar la idea que cobija: el “derecho de autodeterminación”, figura legal reconocida en el Derecho Internacional y en los tratados de la ONU a los pueblos en vías de descolonización. Que no es el caso de Cataluña. En la misma estela de búsqueda de una cortina de humo tras la que ocultar la transgresión del ordenamiento jurídico hablan de “consulta participativa” para referirse al referéndum ilegal de 2014 por el que serán juzgados Mas y dos de sus consejeras. 
Por aludir a otro precio en el que se constata el naufragio del habla coloquial, volvemos a Rajoy para escucharle decir que hace suyas las palabras de Cospedal cuando dijo aquello de que pedía perdón en nombre del “Estado” a los familiares de las víctimas del Yak-42. Está claro que cuando aludió al Estado, eludió hablar del “Gobierno”. El Estado como sinónimo de país o de nación o de comunidad social con una organización política y un territorio común, refiere y concierne a todos los españoles. Gobierno solo era el que presidía María Aznar cuando acaeció aquella tragedia ,

Tiempo de eufemismos

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