El pacto de Versalles

La cumbre política de Versalles convocada por Hollande con Merkel, Gentiloni y Rajoy tiene algo de testamento político por parte del presidente de Francia. A semanas de unas elecciones presidenciales a las que no se presenta ha querido lanzar un mensaje de fe en el futuro de la UE.
En ausencia del Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España conforman el bloque de cabeza de la Unión. No hay unanimidad a la hora de avizorar qué puede depararnos el inmediato futuro. Alemania es partidaria de una Europa a “dos velocidades” y en la que el grupo de países más dinámicos tirarían del carro. En esta idea, a los cuatro países representados en la cumbre de Versalles habría que sumar Holanda, Bélgica y Luxemburgo. Con reservas en el caso de Países Bajos.
Al reunirse con sus colegas en Versalles, el gran escenario ceremonial en el que brilló con luz propia aquel gran actor que fue Luis XIV, el “Rey Sol”, es como si François Hollande hubiera querido evocar aquel período de paz y relativa prosperidad que vivió Europa tras la Paz de Westfalia. Un acuerdo del que surgieron leyes que estuvieron en vigor en varios países durante algo más de 150 años. El próximo día 25 de marzo se cumplen 60 años del Tratado de Roma del que nació la Comunidad Económica Europea. Allí empezó la mayor aventura política vivida en Europa en las dos últimas generaciones. El objetivo de los reunidos en Versalles es que, como poco, dure otros sesenta años.
 

El pacto de Versalles

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