La lluvia de Rajoy

Por obra de las inclemencias meteorológicas, en los últimos días se ha incrementado el consumo de energía eléctrica. En paralelo, el precio de la luz alcanzaba cuotas nunca antes vistas. A determinadas horas de día, hasta cien euros por megavatio. Triste récord que describe un abuso por parte de las compañías suministradora. Los ministros cambian. Las eléctricas, no. Soria intentó enterarse de lo que hacían y poner algo de orden pero fracasó. Su sustituto, Nadal, confía en que la solución venga de la mano de un mayor uso de las centrales de ciclo combinado. Pero se quedó ahí: “confiando”.
El ministro se queda el gerundio pero quien nos ha dado la medida de los desvelos del Gobierno para acotar el problema ha sido Rajoy. Preguntado por el asunto, su respuesta ha sido para enmarcarla. “Va a llover. Han anunciado que va a llover y eso dará lugar a una bajada”. Como remate de tamaña displicencia se cobijó bajo un mantra que se quedó sin réplica: “No todo en esta vida depende del Gobierno”. Todo no, la cuota de impuestos que gravan las tarifas eléctricas: sí. Pero eso no le exime de la exigible empatía que todo gobernante debiera profesar hacia sus conciudadanos. Sobre todo con los más desfavorecidos. Junto al incremento de los desahucios, otro de los escenarios traídos por la crisis es la llamada “pobreza energética”. Miles de personas no tienen recursos para calentar sus casas y hacer frente a las consecuencias de la ola de frío. Decirles a ellos y al resto de los españoles que como remedio lo único que procede es mirar al cielo es peor que una displicencia. 

La lluvia de Rajoy

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