La foto borrada


Al final va ser verdad que cuanto está pasando esta temporada en Cataluña tiene algo que ver con la profanación de los restos de Salvador Dalí. Surrealismo político en temporada alta. Cuando nos estábamos reponiendo del ataque de risa que provoca ver que en la fotografía retocada del “Govern” en la que al suprimir la imagen de Santi Vila el comisario estalinista había olvidado borrar una pierna del dimitido “conseller” de Empresa, va Carles Puigdemont, prófugo de la Justicia, y le endosa al Gobierno de España la responsabilidad del fracaso de la candidatura de Barcelona para ser la sede de la Agencia Europea del Medicamento.
Con un par. Obviando el “pequeño detalle” de que más de dos mil empresas catalanas, en previsión de las consecuencias de la asonada separatista, han trasladado a otros lugares de España sus sedes comerciales y sus domicilios fiscales.
Puigdemont y quienes como él disimulan sus responsabilidades en el hundimiento que ellos mismos han provocado –dirigentes de Esquerra Republicana, ex “consellers”, la alcaldesa Ada Colau etcétera– siguen engañando a la gente. Viniendo como venimos del “Brexit”, en qué cabeza cabe que los países miembros de la Unión Europea iban a conceder a Barcelona la sede de la Agencia como premio al proyecto que se traían entre manos los separatistas. Un proyecto que caso de haber triunfado habría supuesto la salida automática de Cataluña de la UE.
Únicamente, ya digo, bajo parámetros surrealistas podían esperar que, a pesar de la entropía que han introducido en el sistema, Barcelona era el mejor lugar como sede de una institución como la Agencia Europea del Medicamento que es una pieza clave en la sanidad del Viejo Continete. En las decisiones de Bruselas la estabilidad política es un factor determinante.
Como también lo es el grado de conflictividad social que se mide por el registro de la agitación callejera. En el caso de Barcelona ahí están los mariachis de la CUP y sus escraches periódicos vistos con tan buenos ojos por la señora alcaldesa, Ada Colau. Digámoslo pronto. Nos hemos quedado sin la Agencia Europea del Medicamento porque unos cuantos aventureros han hecho del surrealismo político su “modus vivendi”. Que tome note el personal el próximo día 21 de diciembre no vaya a ser que vuelvan los que siguen en la foto.

La foto borrada

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