Edificio dañado

Cuando conviene, la memoria es frágil. Hace nueve meses que España podía tener un gobierno de izquierdas presidido por Pedro Sánchez, pero Pablo Iglesias votó en contra y con él todos los dirigentes de Podemos e IU, que ahora echan en cara a la gestora del PSOE que esté proponiendo la abstención en la investidura de Mariano Rajoy. 
Conviene recordar los hechos, porque, tal y como recomendaba Georges Orwell, estar con los hechos es el primer deber del periodista. En estos momentos en los que el PSOE se enfrenta a la peor crisis desde que salió de la clandestinidad, produce melancolía ver hasta qué punto la mala cabeza política y la pusilanimidad de algunos de sus dirigentes han llevado a convertir “en un solar, en un edificio dañado” –la descripción es de Javier Fernández, presidente de la gestora–, al partido que durante más de 20 años gobernó España. Mala cabeza la de quienes durante el proceso de incubación del movimiento antisistema de lo que hoy conocemos bajo la etiqueta de Podemos jugaron a favorecer su crecimiento e implantación. 
Desde el Gobierno Zapatero cuando el 15-M se instaló en la Puerta del Sol madrileña y después, ya gobernando Rajoy, franquiciando para ellos platós de televisión que estaban desahuciados. Y pusilanimidad política la de quienes dentro del PSOE se sintieron acomplejados ante el discurso izquierdista radical y populista de Podemos. En lugar de rechazar con energía el “discurso de la cal” (Iglesias) quisieron ser como Podemos y aguantaron (Pedro Sánchez) todo tipo de descalificaciones por parte de los dirigentes morados. Qué si casta, que si cómplices del PP, que si delegados del Ibex, etc, etc. Sánchez (y con él unos cuantos más) jugaron a Podemos y perdieron porque una parte de los electores socialistas se pasaron a Podemos y otra, sencillamente, desertó. Se abstuvieron a la vista de tanto discurso huero de fuste político. Esta semana se cumplían 166 años del nacimiento de Pablo Iglesias, el fundador y 137 cumplía el PSOE. O despiertan o no será Rajoy, será otro Pablo quien puede coronar la demolición política del edificio.

Edificio dañado

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