¡Lo que hay que Wert!

En el transcurso de la gala de los Goya de la cinematografía española al todavía ministro de Cultura, José Ignacio Wert, le llamaron de todo, menos bonito. Algunos de los presentes, con harta ironía, llegaron a decir que fue mucho mejor para todos que no acudiese, pues tiene fama de agonías y, dicho sea en honor a la verdad, la apostura física del coitado corre pareja con su desempeño profesional, al caracterizarse como el peor ministro de Educación, Cultura y Deporte que ha tenido España a lo largo de todo su periodo democrático.
Cierto que los Goya miraron más allá de Wert y que su asiento vacío fue para muchos una bendición de Dios. Así pues, el presentador Manuel Fuentes ofreció una gala marcada por la presencia ausente del antipático ministro. Presentador y productores no quisieron una ceremonia “política”. Todo el sector del cine interpretó la ausencia del ministro como un gesto de “miedo” ante la bastante probable posibilidad de una pitada contra él.
Se ausentó pretextando problemas de agenda, pero su obligación era acudir a los Goya. Si el ministro de Defensa, por ejemplo, deja de asistir el Día de las Fuerzas Armadas, el jefe del Ejército debe destituirle, pero verán cómo no ocurre nada con el malhadado Wert, que debería sufrir igual trato. Su excusa de que el día siguiente a los Goya tenía una reunión con el ministro británico de Universidades no se la cree ni el tonto que asó la manteca. Si es así, se toma un avión de madrugada y se le roban horas al sueño. Téngase en cuenta, además, que la fecha de la fiesta del cine español se conocía con varios meses de antelación. Pero hay otra razón más potente y que estaba en el ánimo de todos los asistentes a la gala: temor ministerial tremendo a los abucheos y a las críticas que, sin duda, iban a llover. Y conste que Wert ha dicho más de una vez que él, como los toros, se crece en el castigo.
Si ello es así, este ministro, para por lo menos ser fiel a sus propias palabras, debería haber dado la cara ante el mundo del cine, un gremio que ya está bastante jodido por la tremenda, inapropiada y estratosférica subida del IVA. Muchos profesionales de la cinematografía española las están pasando “canutas”.
Pero, ¿qué se puede esperar de un ministro cuyos procederes y presencia son más propios de un empleado de pompas fúnebres?

¡Lo que hay que Wert!

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