Cositas de andar por casa

Hay muchas y variadas. Por ejemplo: la gran injusticia que se ha hecho en tiempo y forma por parte del Gobierno Municipal con el Restaurante Noray que tuvo que soportar durante todo el mes de agosto la “presencia” agobiante del palco levantado para los festejos de la Plaza de María Pita. No es fácilmente factible acceder al restaurante desde la misma plaza, ya que fue cercado por vallas y mamotretos mecánicos. A mayor abundamiento la clientela del restaurante se marchaba sin comer, ante los tremendos ruidos de la gente que estaba ensayando. Y todos los inconvenientes cayeran sobre dicho restaurante que viene pagando religiosamente sus impuestos. Total, la ruina de Palmira. Ya hace dos años que los representantes del Noray –de varias familias que comen de dicho restaurante– pidieron ser recibidas por el alcalde Negreira, cosa aún más difícil que un camello pase por el ojo de una aguja. Naturalmente no les recibió y les remitió a una concejala que no hizo nada.
Esto es muy propio de Negreira que ya patinó con la cantante Luz Casal: nadie fue a recibirla al aeropuerto y nadie la llevó a cenar después del pregón.  Con harto y justificado cabreo, la artista tuvo que llamar a unos amigos particulares para ir a cenar.
Y así va todo, manga por hombro. Sin contar el incomodo de los vecinos de la Ciudad Vieja que aguardarán con paciencia franciscana por las ofertas de aparcamientos, aun cuando matemáticamente entró en vigor la limitación de estacionamiento en el casco histórico.
El alcalde es solícito con los vecinos en cuanto se acerca el periodo electoral, antes, ni flores. Una muestra que parece eterna: la mierda que enseñorea el lienzo de muralla que “luce” –claro: es un decir- delante de la que fue morada del llorado alcalde Alfonso Molina. La cristalera tiene más “caca” que el palo de un gallinero. ¡Con lo fácil que sería ordenar que todas las madrugadas –al menos, del verano- pasasen los de la limpieza un escobón sobre la cristalera!, aunque sólo fuera para evitar la tremenda vergüenza que causa la imagen que se lleva el turismo en sus fotos y vídeos. Pero, claro, tenemos de alcalde a Negreira.

Cositas de andar por casa

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