El dopaje es antihumano

Es un secreto a voces, de reciente actualidad, que, sobre todo, los países de regímenes totalitarios, utilizan como marca de calidad política, los éxitos deportivos de sus equipos y en especial de sus atletas y deportistas. En efecto, los consideran como los mejores embajadores y representantes de los avances y progresos de los pueblos y gobiernos a los que representan.
Mejorar las marcas a nivel mundial en las pruebas, competiciones y olimpiadas en las que concurren, se considera una cuestión de Estado.
Esa obsesión por generar ídolos e iconos del deporte, como prueba del avance y el progreso de la nacionalidad a la que pertenecen, condujo a la reprobable practica del dopaje, es decir, el tratamiento dirigido a elevar los valores hemáticos de los atletas, por encima de los normales y permitidos. Este dato, lo tuvo en cuenta el entrenador italiano de atletismo Sandro Donati, cuando afirmo que “los rusos se dopaban y tenían unos valores hemáticos de locura”.
El apoyo oficial al dopaje, para mejorar el rendimiento físico y mental de los deportistas, suministrándoles sustancias que aumentan artificialmente sus condiciones y aptitudes naturales, es un ataque a la dignidad de la persona y un fraude a la ética de la deportividad y el juego limpio. Es un tributo al “superhombre” de Nietzsche.
Convertir a los deportistas en “cobayas de laboratorio” o “conejos de indias”, es rebajar la condición humana a pura animalidad. 
Utilizar a la persona como producto de la pureza y superioridad de la raza y modelo de fortaleza física, es un sistema claramente “antihumano”.
En esos casos no se cumple el ideal clásico de “mens sana in corpore sano” que consagra y reconoce el equilibrio y la armonía del ser humano; al contrario se fuerza y violenta la propia naturaleza para potenciar artificialmente su resistencia y fortaleza. Los anteriores hechos han puesto de manifiesto que “oficialmente”, algunos sistemas políticos llegaron a decidir los premios y ascensos o las sanciones de sus deportistas según el resultado positivo o negativo obtenido en las pruebas y competiciones que en la participaban.
En definitiva convertir el dopaje en terapia oficial del deporte y prestación de interés nacional, es atentar contra la condición racional del ser humano y ofender su dignidad.

El dopaje es antihumano

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