Y ahora, ¿qué va a pasar?

Seguramente, entre ayer y hoy, hayan visto, escuchado o leído a muchos y sesudos analistas políticos explicar cuál es el escenario tras las elecciones generales del domingo. Todos analizan y pontifican convencidos de “lo que va a pasar” cuando lo más probable es que no tengan la menor idea de quién se va a comer el turrón en la Moncloa. Bueno, este año se lo comerá Mariano Rajoy, que está en funciones, pero ¿y el año que viene? 
Ahora mismo, si se vendiera una aplicación para el móvil que calculase todas las opciones posibles, con decimales incluidos, seguramente sería la más descargada de la semana. Hemos tenido precampaña y campaña pero, prepárense, porque ahora toca la poscampaña. Si tuviera que jugarme mil euros a cuál será la palabra más repetida en los próximos días, apostaría por “diálogo”, seguida muy de cerca por “pacto” y “negociar” aunque en los políticos emergentes igual se transforma en “wasapear”. 
Es la primera vez que los españoles se van a dormir un domingo de elecciones sin tener claro quién es el presidente. Salvo Pablo Iglesias, que estaba pletórico –y no es para menos–, al igual que sus socios gallegos de la Marea, ninguno sabía qué cara tocaba poner ante las cámaras. En la fiesta de Ciudadanos estaban contentos, pero menos. Dicen las malas lenguas que porque las copas estaban a 12 euros y la coca –la cola– a 6, lo que supone una prueba empírica de que la crisis es algo del pasado. 
En el PSOE, alegría por salvar los muebles aunque moderada, y la mujer de Pedro Sánchez aliviada, porque ya puede ponerse algo que no sea rojo. En el PP salieron al balcón pero sin botar, que tampoco es para tanto. Y eso que aún no habían visto aparecer a Aznar, que se presentó ayer en el Comité Ejecutivo, comentan algunos que respirando fuerte y caminando al son de la marcha imperial de John Williams. Mientras tanto, los nacionalistas calientan por si tienen que salir, que si es por llaves, ellos siempre han tenido muchas. 
Dicen los que algo saben que ahora esto va a ser como Italia. La corrupción ya la teníamos pero en el multipartidismo colorido, salvo en aquellos primeros años transitorios, nos llevan ventaja. Al menos, no nos vamos a aburrir. Habrá que esperar a ver cuáles los movimientos y así, como decían Tip y Coll, el próximo día hablaremos del Gobierno.

Y ahora, ¿qué va a pasar?

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