LOS PROBLEMAS DE MOVERSE ESTANDO PARADO

Aprimeros de mes, si hay suerte, los trabajadores cobran la nómina. Y los parados salen en las estadísticas. Hay meses buenos y meses malos; los datos de ayer son buenos porque Semana Santa es una de esas épocas en las que suele hacer falta gente para trabajar. El paro bajó en casi 60.000 personas en toda España y en unas 3.500 en Galicia. No está mal, pero todavía quedan cuatro millones de españoles y 232.000 gallegos que quisieran trabajar y no pueden hacerlo. Gente que se levanta todos los días e intenta seguir adelante como sea, a ver si hoy hay más suerte que ayer. O que la semana pasada. O que el mes pasado. O que el año pasado. El problema está en que no surge gran cosa y, lo poco que hay, está mal pagado o exige unas condiciones que rozan la esclavitud. 
Aunque, a veces, hay alguna luz en la oscuridad. Aparece algo pequeño, una colaboración, un trabajillo, una chapuza... nada que mate y tampoco es que paguen mucho, pero algo es algo y mejor que estar en casa siempre es. Además, todos sabemos que de una cosa siempre puede salir otra y es bueno ir empezando. Hasta ahí, todos de acuerdo. Lo complicado viene a la hora de cobrar. Si el afectado está percibiendo el paro, lo suyo es ir a consultar qué puede hacer para que todo sea legal y no tenga que perder la prestación. Ahí empiezan los problemas porque, si alguien está ingresando la friolera de, pongamos por caso, 700 euros porque se ha quedado sin empleo no puede aspirar a cobrar absolutamente nada más. 
La solución pasa por varias opciones. La primera es pelearse con la burocracia y recorrer, por este orden, agencia de desempleo, Seguridad Social y Hacienda, para que ninguno termine de dejar las cosas claras, salvo que no se puede cobrar. La segunda es anotarse a una de esas agencias online que permiten facturar mediante una cooperativa, dándose de baja del paro un día para volver a darse de alta al siguiente y pobre de aquel que se olvide de hacer alguno de estos dos trámites. Lo malo es que solo pueden hacerlo profesiones como músicos o periodistas. Y, como solución final, la que acaban adoptando muchos, hastiados de no poder ser legales: cobrar en negro y dejar de golpearse contra un muro. 
Eso es exactamente lo que hizo uno de estos parados, uno que solo recibía ya la ayuda familiar de 426 euros y al que le ofrecieron echar una mano en un bar los sábados: 100 euros que vienen muy bien si tienes dos hijos. Pero, en un alarde de lucha internacional contra la economía sumergida y los defraudadores que cobran en B y llevan a la ruina a este país, le pillaron y adiós paga.  
El Inem –sé que se llama Sepes, pero creo que seguirá siendo el Inem mucho tiempo– anima a los parados a hacer exactamente eso: seguir parados. A practicar la postura del loto, pierna sobre pierna, en el salón de casa hasta agotar la prestación o encontrar un puesto con seguridad social, lo que suceda antes. Teniendo en cuenta que solo el 2% de quienes hallan trabajo en España lo hacen gracias a la agencia estatal, la cosa parece complicada. El 98% restante, si quieren colocarse, deberían salir a buscar con urgencia el pub más cercano. 

LOS PROBLEMAS DE MOVERSE ESTANDO PARADO

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