IGUALDAD NO ES QUE NOS DÉ IGUAL

Cada vez que llega el Día de la Mujer confío en que el año que viene ya no sea necesario celebrarlo. Y todos los años descubro que sigue haciendo mucha más falta de lo que creemos.
Algunos piensan que la cosa va de niñas a las que matan por ir al colegio o de mujeres a las que impiden derechos tan elementales como decidir con quién se casan, pero todas esas mujeres visten diferente, hablan distinto y tienen la piel de un color que no es el nuestro.
Esas cosas aquí no pasan, así que no tiene demasiado sentido celebrar el Día de la Mujer -la coletilla de “trabajadora” la eliminaron hace tiempo porque, ya sea dentro o fuera de casa, todas trabajan-; aquí estamos mucho más desarrollados que en esos países. Las mujeres conducen, y ya casi no se escucha que lo hacen peor; ocupan páginas en la prensa deportiva, aunque sea en bikini, y hasta actúan de jueces de línea en partidos de fútbol. Lo último parece que conlleva, necesariamente, que te pongan de chupa de dómine, igual que hacen con el árbitro. Eso fue lo que le pasó a Laura durante un apasionante partido de Segunda Andaluza Tesorillo-Jédula el pasado 22 de febrero. La colegiada ocupaba la banda y tuvo que oír de parte del público, poco respetable en este caso, lindezas como “ojalá volviese Franco y os mandase a todas a la cocina, que es vuestro sitio” o “los únicos palos que deberían agarrar son los de fregonas y las pollas”, además de los típicos “guarra, zorra” y “puta”.
Dejando al margen el bajo puesto en la cadena evolutiva que ocupan los energúmenos que soltaron estas tonterías, indigna aún más el hecho de que la Federación Andaluza de Fútbol considerase que estos insultos merecen la ridícula sanción de 50 euros. Una miseria si tenemos en cuenta que quieren cerrar estadios por insultos racistas o por cánticos del tipo “Vigo no”.
 Para quienes consideran que ya no tiene demasiado sentido dedicar un día a la mujer y que todo eso del machismo es algo superado, este es un ejemplo más que significativo. El hecho de que, a la hora de criticar la labor arbitral, los insultos que se les ocurran a una panda de cromañones sean los de  hace 50 años demuestra que es muy necesario reflexionar sobre ello, al menos un día al año. Eso y recordar que igualdad no significa que nos dé igual.

IGUALDAD NO ES QUE NOS DÉ IGUAL

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