ACCIDENTE EN MONDOÑEDO

Los gallegos, que nos movemos entre el “ti vai facendo” y el “malo será”, no siempre somos tan precavidos como creen más allá del telón de grelos. Si lo fuéramos, nos hubiéramos ahorrado muchos accidentes.
Como en Angrois, donde nadie se fijó en que no resultaba operativo tener que reducir la velocidad a 90 kilómetros por hora hasta que se produjo el descarrilamiento tristemente famoso. Nos damos cuenta cuando lo vemos negro sobre blanco en las páginas de los periódicos. Y no nos valen las de Economía, tienen que ser las de Sucesos.
Eso fue lo que pasó el sábado pasado en el Alto do Fiuco, al lado de Mondoñedo, por donde discurre la nueva autovía que conecta Galicia con Asturias. Es el último tramo que se abrió a la circulación y que parece estar gafado.
El terreno se derrumbaba y no había manera de encontrar empresas que quisieran terminar el trabajo, así que el conductor tenía que entrar y salir de la moderna autovía para colarse por la carretera vieja, suspirando por el día en que la obra estuviera terminada.
El día llegó y, cuando empezaron a circular por la A-8, todo el mundo se dio cuenta de que no había sido una buena idea.
Quienes viven en la zona habían avisado mil veces de los problemas que se generaban cuando no hay visibilidad, lo que viene siendo un día sí y uno no. “Es el sitio donde se fabrica la niebla y de ahí se exporta a todo el mundo”, me contaba el sábado una amiga.
Los dos últimos tramos que quedaban se abrieron a la circulación, previa inauguración de la ministra de Fomento, Ana Pastor, en febrero, no hace ni seis meses.
Una autovía nuevecita, donde está claro que los sistemas antiniebla no eran suficientes, algo que se cansaron de repetir quienes circulan a diario por allí.
No hace falta rebuscar demasiado para encontrar a alguien que te cuente su horrible experiencia al volante al pasar por esa zona.
Ayer, cuarenta y ocho horas después del accidente, el Gobierno del Estado anunció que va a reforzar las medidas de seguridad en la A-8, con carteles, paneles de mensaje variable y balizas de niebla como las que ya hay intaladas, por ejemplo, en la A-6 a su paso por Pedrafita, aunque muchos se preguntarán por qué no se habían instalado antes.
“Poco pasó para lo que podía haber sido”, repiten los aborígenes a quienes quieren oírles, aunque algunos solo se dan cuenta del peligro cuando ven las esquelas.

ACCIDENTE EN MONDOÑEDO

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