Que por comisiones no quede

Ciudadanos no ha tenido un ataque repentino y sobre la marcha no se ha sacado de la manga la creación de un comisión de investigación sobre la financiación ilegal del PP. Consta por escrito, de la misma manera que no consta ni cuándo ni dónde debe formarse, pero es obvio que el “dónde” se daba por entendido. Ese “dónde” es el Congreso en el que el partido al que se le quiere investigar no tiene mayoría absoluta.
El PP era consciente de esta condición, solo que no esperaba que se fuera a plantear “en este momento” y sin “conversación previa alguna”. La comisión se va a celebrar porque Ciudadanos ha sumado sus votos a Podemos y al PSOE y como el ambiente está retorcido y espeso, el PP va a hacer lo propio en el Senado pero “para todos”. A estas dos comisiones hay que añadir la ya abierta sobre las cajas; es decir que al final nos podremos quejar por muchas cosas pero no por falta de comisiones, pese a que a lo que la supuesta financiación ilegal del PP, los tribunales están dejando la piel en la investigación de la misma. Si a esto añadimos la situación de Murcia es más que razonable poner en cuestión las buenas relaciones entre el PP y su socio “preferencial”.
Todo huele a divorcio pero eso no significa ruptura definitiva. Son muchísimos los matrimonios que se divorcian y luego resulta que son estupendos amigos. Tan buenos que se invitan a sus respectivas segundas nupcias. Y ahora es de lo que se trata, de por lo menos quedar como buenos amigos porque nadie quiere elecciones.
Nadie dice querer elecciones pero o se endereza la situación y siempre a la espera de lo que ocurra en el PSOE, o la legislatura podría carecer de sentido, máxime si no se aprueba el techo de gasto tras el verano. Tendremos, eso sí, muchas comisiones de investigación para investigar lo que los tribunales ya están investigando y para que las conclusiones de las mismas sean las que desean de antemano las respectivas mayorías, la del PP en el Senado y la de la “mayoría alternativa” en el Congreso. Nada tengo contra las comisiones, pero la experiencia no me brinda motivo alguno para algo distinto al escepticismo. Nunca se ha descubierto algo que no se supiera. Aquí los que descubren de verdad son los jueces.
Sea como sea, la situación política va tomando un cariz que puede convertir a la legislatura, que será corta, en un duro camino para Rajoy que se resistió como gato panza arriba a unas terceras elecciones que no hubieran cambiado mucho el mapa parlamentario. Una tercera cita con las urnas no hubiera sido una decisión reconfortante pero quizás no haya que esperar muchos meses para que quien tiene la potestad de llamar de nuevo a las urnas; es decir, Rajoy, se pregunte si así merece la pena mantener una legislatura que corre el riesgo de convertirse en ficción.
Esto, si ocurre, no va a ocurrir mañana. Los tiempos del presidente del Gobierno no se caracterizan por la improvisación pero que nadie dude de que en lo a la duración de la legislatura, Rajoy los tiene. Para completar el puzzle solo le falta saber quién va a mandar en el PSOE. La pieza es muy importante y, quien sabe, si definitiva.

Que por comisiones no quede

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