La decisión del PSOE

Es lo que a veces tiene la política. Cuando has cosechado los peores resultados de tu historia, sin embargo, la aritmética parlamentaria te endosa la responsabilidad de permitir o no, dependiendo del sentido de tu voto, la formación de un gobierno liderado por la fuerza política y por el candidato, el PP de Rajoy, que te ha sacado 52 escaños y 2,5 millones de votos de diferencia. Será en los próximos días cuando la dirección del PSOE tenga que tomar una decisión trascendente e para el futuro no sólo de los propios socialistas sino del país.
Tienen razón los dirigentes socialistas cuando en los días posteriores a las elecciones se quejaron de que el foco de atención informativa se haya puesto sobre ellos en mayor proporción que sobre el partido ganador, que es a quien corresponde mover ficha para la formación del gobierno. Pero como decía antes, la aritmética parlamentaria no entiende de esas sutilezas y lo cierto es que o el PSOE se abstiene en la votación de investidura de Rajoy, o este tendrá complicado ser presidente del Gobierno. Por lo tanto, el dilema socialista es ese: facilitar con su abstención la investidura del candidato popular o correr el riesgo de ir a unas terceras elecciones.
Porque es entendible que el PSOE no contemple, le ofrezcan lo que le ofrezcan, un gobierno de gran coalición. Tras tener los peores resultados de su historia, lo que dicta el sentido común es irse a la oposición y reconstruir el proyecto que ha gobernado en España durante veintiuno de los treinta y nueve años transcurridos desde 1977.
Y como resultaría descabellado la hipótesis de que tras una fallida investidura de Rajoy, el PSOE intentara un gobierno con Podemos, ERC y CiU, la única decisión importante que tiene que tomar es: o abstenerse para facilitar la investidura de Rajoy e irse a la oposición, o jugar con el fuego de unas terceras elecciones. Este último escenario, si a alguien perjudicaría en caso de producirse sería a aquellos que habiendo estado en su mano, no han hecho nada por impedirlo. Me temo que el PSOE, en ese supuesto, tendría complicado explicar por qué no dejó gobernar a quien ganó con tanto margen de distancia.

La decisión del PSOE

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