CONSENSO SOCIALISTA

La ejecutiva del PSdeG-PSOE en Ferrol emitió ayer un claro y explícito mensaje de apoyo a su actual secretaria general, la diputada autonómica Beatriz Sestayo, en un intento de minorizar las críticas internas, tanto las relativas a los magros resultados electorales, que han situado a la formación como tercera fuerza en el municipio, como a la gestión interna de la propia dirección. 
La dimisión, casi consecutiva, de hasta cuatro miembros de la ejecutiva y el elevado tono de confrontación entre Sestayo y los exediles socialistas en la corporación ferrolana, son, en pocas palabras, cuestiones de orden menor que merecen, para los oficialistas, mayor lectura que la de un descontento no solo minoritario sino, por lo que parece, incluso despreciable. La lectura es, cuando menos, frágil, sobre todo teniendo en cuenta que la actual dirección socialista se vio en su momento calificada con idéntica reflexión por parte de quienes tenían en este nuevo orden todavía escaso peso. 
No difiere mucho la situación actual del socialismo ferrolano de la que se vive en muchos otros lugares del país. Es normal que, con un reto tan importante como el de la renovación y, en consecuencia, el de ofrecer un estado de unidad y cohesión como el que clama todo simpatizante del PSOE, las crisis internas oscilen entre lo meramente anecdótico y lo peculiarmente trascendente. La diferencia entre uno y lo otro estriba en cualquier caso que en que mientras lo primero no supera apenas la temporalidad, lo segundo demanda, y requiere, el suficiente espacio de tiempo como para que el poso se diluya merced a una acción de responsabilidad y, como en el caso ferrolano, de una acción de gobierno que verdaderamente trascienda lo personal.
Si las críticas se dan, no cabe duda de que estas se alimentan de hechos palpables, del mismo modo que antes se producían por parte de la actual ejecutiva hacia el grupo municipal, cuya acción política se consideraba no acorde con las directrices del partido, y no solo a nivel local. Las “sensibilidades”, como las califica la vicesecretaria general, la diputada en Madrid Paloma Rodríguez, ofrecen tan elevado tono de ambigüedad que no constituyen suficiente explicación para tan drástico resultado como es el de la dimisión. Queda pues camino por recorrer a este nuevo socialismo ferrolano, ahora con responsabilidades de gobierno y, en consecuencia, con una obliga y necesariamente mayor amplitud de miras de cara a su electorado.

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