El PP y el mus

Vaya por delante que escribo estas líneas desde mi perfil más constructivo. Sé, porque tengo muchos amigos populares, que no siempre aceptan de buen grado sugerencias que interpretan como críticas. Nunca he sido un palmero y, sin embargo, sí he mostrado mi apoyo a los partidos constitucionalistas frente a aquellos que pretenden el desorden y la revolución sin contenidos que pone en jaque el bienestar.
Dicho esto, me gustaría compartir con los amigos del PP una reflexión que contribuya a su debate. ¿Qué tiene que ver el mus con el PP?, se preguntarán ustedes. El mus se desarrolla en cuatro manos, cinco en algún caso, grande, chica, pares y juego y, cuando nadie suma por encima de treinta, se juega al punto. Ningún jugador de mus se centra exclusivamente en una de las manos, todas deben de ser jugadas. El PP parece centrarse solo en la grande: juegan a que el resultado de la gestión de Rajoy, en lo económico, produzca resultados satisfactorios como lo viene haciendo, y al rebufo de estos resultados, las urnas se llenen de votos que les procuren nuevas mayorías.
Este es un axioma que funcionó mejor de lo que hoy lo hace; los pueblos suelen apoyar en las urnas a los gobiernos que gestionan bonanza económica que siempre se traduce en creación de empleo y que es un valor innegable entre la ciudadanía. La grande como única apuesta para el juego es temeraria y en estos tiempos más. Podríamos fijarnos también en la chica.
Decimos los “museros” que jugador de chica perdedor de mus, pero en este caso la chica tiene gran valor político, se trata de la empatía que los ciudadanos exigen para con sus problemas, percibir que el poder es sensible a su sufrimiento y que las consecuencias de la crisis no encuentran una respuesta indolente en los administradores.
La respuesta del director general de la DGT al problema de la AP-6 el día de Reyes es un error, el propio Rajoy dijo allá por 2004 que no se puede culpabilizar a los conductores de los atascos producidos por las nevadas y fue contundente entonces con la ministra. Tenía razón entonces y la tendrá hoy si mantiene su criterio. Tampoco ayuda Rato yendo al Congreso a responsabilizar a De Guindos de lo sucedido con Bankia. Sacar trapos sucios por venganza tardía solo produce desazón entre los ciudadanos.
Tras la chica se juegan los pares, nunca mejor dicho, porque el mapa político dibuja partidos por pares, al centro derecha PP y Ciudadanos y por la izquierda PSOE y Podemos. Ahí el PP no acaba de asumir los resultados catalanes y parece haber sido paralizado por sus socios naranjas que buscan extender a todo el territorio la corriente de ilusión que desde su nacimiento han generado desde Cataluña y que hoy los posiciona como alternativa al PP. Los naranjas esperan a las municipales y autonómicas para mostrar músculo en detrimento de los azules. Se apoyan en las encuestas mientras un PP centrado en Moncloa presenta pequeñas fisuras.
Para terminar la partida llegamos al juego, las elecciones próximas donde unos y otros recogerán el resultado de sus apuestas y tomará valor la aritmética para formar mayorías. Si la suma no da, jugarán al punto. El PP querrá un punto y seguido, los demás un punto y aparte. Las cartas se están repartiendo ya.

El PP y el mus

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