ALGO FALLA

Algo estamos haciendo mal. Parece que el camino que debería llevarnos hacia la igualdad de género está plagado de escollos y baches que no estaban previstos. Como si una mano negra pusiese trabas insoslayables.
¿Cómo entender si no que tres de cada diez chicos piensen que si a una mujer se le pega es porque algo habrá hecho? ¿Cómo puede considerar un chaval que ha nacido con el progreso y la democracia, con una educación universal, igualitaria y gratuita que un hombre puede estar con varias chicas pero que si ella hace lo mismo es una fulana?
Algo falla. Hemos dado pasos de gigante en materia de acceso a las universidades, al mercado laboral, a las instituciones... sin embargo, los cimientos ideológicos y culturales que sustentan el machismo parecen intactos. Podemos optar por rasgarnos las vestiduras cada vez que un estudio nos abre los ojos sobre una realidad molesta y que nos muestra que –contra todo pronóstico– en lugar de avanzar vamos para atrás. Sería, sin embargo, más útil identificar las causas y ponerse manos a la obra.
¿Acaso esos cimientos machistas no se trasmiten libres y sin cortapisas a través del cine, la literatura, la publicidad, la televisión? Y, ojo, no se trata de atacar al mensajero. Los medios no son más que vehículos que transmiten valores. Son estos los valores intocables que es necesario cambiar o, al menos, limitar que campen a sus anchas. Están presentes en todas partes. En las escuelas donde el futbol masculino tiene prioridad en las actividades deportivas, en los juguetes donde la valentía, la fuerza y el poder sólo son virtudes de chicos. En las universidades donde el estigma en las ingenierías nos advierte: “las chicas no valen para esto”, en la moda donde son ellos los que deciden hasta dónde se debe llevar la falda esta temporada, o en la publicidad donde la imagen de la mujer es la de un ser al servicio del otro.
¿Cómo cambiar estos mensajes? ¿Alguien será lo suficientemente osado como para pensar un órgano realmente ejecutivo que castigue el uso de los estereotipos sexistas? Lo dudo. En esta sociedad hiper garantista que hemos creado cualquier opción de control de mensajes ideológicos sería considerada un ataque frontal a la libertad de expresión. Aunque en definitiva lo que se consiga sea perpetuar un estado de cosas que favorece a la mitad de la población y discrimina a la otra.
(*) Carla Reyes Uschinsky es presidenta de
Executivas de Galicia

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