La salvación del Deportivo puede llegar desde Vigo

EL todopoderoso Caballero, don Abel, está que se sale. Cualquier día de estos tiene una visión al estilo de Marta Sánchez, coge la guitarra y compone el himno de Vigo. Desde que firmó la paz, al menos de cara a la galería, con su sobrinísimo Gonzalo –durante años se cruzaron menos palabras que cada uno con su respectiva suegra– se muestra eufórico allí por donde pasa. Está tan pasado que ha profetizado que volverá a ganar las municipales con una mayoría absoluta superior a la que tiene ahora. Mi má! Si Tino anduviese listo, despedía a los sicólogos que ha contratado para que levanten la moral al equipo, apelaba a la condición de hijo adoptivo de A Coruña del alcalde vigués y le daba cobijo durante unos días en Abegondo para que contagiase a los jugadores su subidón. A lo mejor aún quedaban por delante del Celta.

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