Las quejas de Joselu


JOSELU, tan duro para unas cosas –no le debieron doler ni nada la cantidad de tatuajes que se hizo por todo el cuerpo– y tan blando para otras –“nunca tuve una conversación cordial con Garitano”–. Un entrenador no es un padre espiritual, pero tampoco un negrero y el delantero debería saberlo; la mejor manera para arreglar las diferencias con él es acudir a su despacho. Pum, pum, ¿se puede?, y cara a cara hablar de qué hay de lo mío. Esperar a que el técnico esté en la calle y largar contra él no parece, en cambio, muy edificante. Si hubiese hablado en su momento, a lo mejor el técnico le habría regalado un oso amoroso y a estas alturas llevaba diez o doce goles; porque esa es otra, a lo mejor Garitano no lo ponía porque para que marque un gol...

Las quejas de Joselu

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