hay que encontrar ya al guionista del proceso independentista para proponerlo para los Oscar. Es imposible que semejante sainete no haya sido escrito por alguna mente lúcida, seguidora a pies juntillas del esperpento como máxima expresión artística. La última (al menos hasta el momento) parte de este folletón por entregas es la fuga a Bélgica de Carles Puigdemont y cinco de sus ya exconsejeros, en concreto Meritxell Borras, que ocupaba la cartera de Gobernación; Antoni Comin, Salud; Joaquim Forn, Interior; Dolors Bassa, Trabajo y Asuntos Sociales; y Meritxell Serret, Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación. Jugando a los espías, abandonaron España en sus coches particulares y desde Marsella cogieron un avión a la capital belga. Para Lluis Llach, cantante donde los haya, se trata de un exilio político para demostrar la agresión española contra Cataluña; para el resto de los mortales, incluso una legión de catalanes independentistas, es solo un modo de intentar eludir las responsabilidades penales en las que han incurrido con sus acciones. A lo mejor se fueron a hacer una foto con el manneken pis. FOTO: Puigdemont, el domingo, antes de su fuga | efe