La personalidad que hacía falta en el vestuario de Riazor

EL fútbol, tan dado al tópico y el mamoneo –de eso el deportivismo quedó escarmentado la temporada pasada– permite, sin embargo, descubrir a tipos que son la antítesis de esa vulgaridad. Gaizka Garitano se comió una malleira a principios de semana por no haber alineado a Çolak en Vigo, pero ni abrió la boca. Después, cuando se supo que el turco era el único culpable de su marginación, todo fueron parabéns, pero el entrenador siguió sin inmutarse. Desgraciadamente, los resultados serán los que pongan la fecha de caducidad a su contrato, pero ya ha quedado claro que su personalidad es la que hacía falta desde hace mucho en el vestuario blanquiazul.

La personalidad que hacía falta en el vestuario de Riazor

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