Un particular y patrio Día de la Marmota


LO peor de que los españoles tengamos que volver a las urnas no es que el día de la votación vaya a coincidir con el de Navidad. Ni tan siquiera que tengamos que tirarnos otros cuantos meses aguantando los mismos mensajes vacíos. Lo auténticamente penoso será que, una vez cumplido con el trámite democrático de depositar la papeleta en la urna, volveremos una y otra vez a ver las mismas actitudes en una especie de particular Día de la Marmota patrio. Por ejemplo, las pataletas de Podemos ante el nuevo reparto de los asientos en el Congreso, que los vuelve a relegar al gallinero. O, cómo no, la polémica por el horario de la sesión de investidura. Sesión de tarde y acto único para el candidato, como fue con Sánchez y como será con Rajoy. Luego es posible que haya quien se pregunte por la razón del alejamiento de los cudadanos de la política.

Un particular y patrio Día de la Marmota

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