La obsoleta jornada de reflexión y el descanso del votante

LO de la jornada de reflexión es posible que tuviera cierto sentido en su origen, cuando la democracia daba sus primeros pasos. Sin embargo, hoy en día, en un mundo globalizado, por mucho que el legislador se empeñe, es imposible que los ciudadanos no sigan recibiendo el bombardeo de mensajes políticos el día antes de acudir a las urnas. Incluso el mismo día que acuden a votar. Sucede algo parecido con lo de las encuestas, prohibidas desde casi una semana antes de la apertura de los colegios. Una norma que, como se ha comprobado ya en varias ocasiones, se saltan desde periódicos andorranos recurriendo al burdo truco de la lonja de las frutas. Saber como cotizan los arándanos azules o las fresas rojas es un juego que cualquier lector con dos dedos de frente es capaz de interpretar. Aún así, seguro que  durante la jornada de hoy hay más de un ciudadano que se alegra de que los candidatos, por lo menos, estén callados.

 

La obsoleta jornada de reflexión y el descanso del votante

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