Muertes en la carretera

QUE en un año mueran 1.200 personas en las carreteras españolas es como para echarse a temblar. Que la mayoría de esos accidentes mortales, que se llevaron por delante un media de más de tres vidas por día, sea las distracciones, la velocidad inadecuada y la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas es, todavía, mucho más triste. Resulta que, hasta ahora, el incesante bombardeo realizado por la DGT para conseguir reducir la mortalidad en el tráfico había funcionado, pero es posible que de tanto escuchar la cantinela de la conducción segura, se haya bajado la guardia y, por primera vez en muchos años, se incrementa el número de víctimas. Afortunadamente, en esta ocasión la respuesta de la administración no se ha hecho esperar y ya se anuncia una batería de medidas entre las que se incluye la instalación de más radares, un nuevo examen para la obtención del carné de conducir y un plan específico contra los conductores reincidentes en sus sanciones. Ojalá que todo ello sirva para volver a reducir esta macabra estadística que deja 2017.

Muertes en la carretera

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