Otro fracaso del que tampoco tiene la culpa la Marea

UN mareante no es por definición muy amigo de las cosas serias –¡ay, el alma mareante!–; le va más la chapuza. Son los riesgos de estar en manos de Iago Martínez, el Rasputín de Teis, cuya cabeza está permanentemente al servicio del mal. Ahora, eso sí, al tío hay que reconocerle que si jugase en el Celta –el equipo de su pueblo– sería un extremo de primer nivel, porque cintura para el regate tiene dabondo. Aunque también es verdad que en cuanto te hace dos regates, le coges el tranquillo y no vuelve a driblarte nunca más –nunca máis, diría él–. De su mente salieron algunas de las bolas con las que el Gobierno local trató de disculparse después de apabullantes fracasos, pero ya no cuelan. Lo de la intermodal, por ejemplo, suena a pitorreo. Las obras no empezarán al menos hasta 2019, cuando ya estarán avanzadas las de las estaciones de Santiago, Vigo y Ourense, y desde María Pita han tenido el cuajo de echarle la culpa a la Xunta. Pero, miñaxoias, si el retraso se debe a todos los cambios que la Marea, nasía pa’ganá, introdujo o quiso introducir en el proyecto. ¡Qué tristeza, Dios mío!

Otro fracaso del que tampoco tiene la culpa la Marea

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