El gusto por lo naranja

DESDE que renunció a la presidencia de honor del partido al que condujo al deshonor más absoluto, pues durante su imperio fue cuando la corrupción se desbocó y se metió a lobista, con “b”, no con “v”, o sea, no será un depredador de mujeres, sino un depredador de voluntades, Aznar tiene mucho tiempo libre y se aburre tanto que cada dos por tres se explaya con una homilía. El PP suele ser el blanco de sus invectivas y, en concreto, el non grato en Pontevedra y muy grato en Guadamur, Mariano Rajoy. Su última prédica la pronunció en la Cadena SER, con Pepa Bueno como partenaire. Allí confesó que seguirá solo como afiliado al PP, pero destacó “las condiciones muy relevantes” de Albert Rivera, el político antes conocido como Adolfo Suárez. ¡Qué bonito! Cualquier día de estos invita al ciudadano naranja a pasar un fin de semana en las Azores o a tomarse, como diría su políglota mujer, Ana Botella, una cup de café con leche en la que pueda echar a nadar los chocrispis del desayuno.

El gusto por lo naranja

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