El bendito origen de la plaga de ratas de Santiago

A Martiño “2.0” Noriega, el coruñés que gobierna Santiago, le encanta el incienso para aromatizar su casa; es muy zen y le abre todos los chakras, pero el que se quema en el Botafumeiro le da un noxo terrible, tanto como el olor a cera de las velas que arden en la catedral. Lógico, porque al final la Iglesia es la culpable de que las ratas proliferen cada día más por Santiago; al menos a esa conclusión han llegado los perspicaces miembros de la Marea del Sar. Los compostelanos están indignados por los regimientos de roedores que han visto últimamente por las calle, donde se acumula la basura sin recoger un día y otro. El Gobierno local se ha eximido de responsabilidad y ha culpado a los basureros, que el día 1 de noviembre no recogieron la basura por ser festivo y el 3 tampoco porque era su patrono. O el arzobispo toma cartas en el asunto o hay una epidemia de peste.

El bendito origen de la plaga de ratas de Santiago

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