Tim Behrens

Tim Behrens (Londres, 1937) se formó en la prestigiosa Slade School of Fine Arts y pronto entraría, como su miembro más joven, en el grupo de la Escuela de Londres, lo que sin duda le auguraba un brillante porvenir; pero, inconformista y rebelde como era, prefirió buscar su propio camino y, tras estancias en Italia, Andalucía..., recaló en Galicia en 1988 y aquí recibió los laureles de artista auténtico, indomable y finistérrico (en 1980 había expuesto  en la desaparecida galería Finis-terrae). 
Hoy expone de nuevo, en el anticuario Cosme and Son, una selección de cuadros que abarca desde 1961 a 2010; el más antiguo representa una construcción de lego hecha para su hija y la última es una serie de homenaje al pintor coruñés César Otero de quien fue gran amigo. Ambas obras encierran pues una etapa de fidelidades, de amores y recuerdos que son fundamentales en todo su quehacer, pues él es un hombre de lealtades: la primera al arte sin condiciones y las demás a todos los seres que le han rodeado y a los lugares que ha elegido. Por ello, sus lienzos están llenos, no sólo de calidad plástica, sino de calidad y calidez emocional; pues lo que busca es transmitir el pálpito de la vida, recoger los rastros y las ondas invisibles que van dejando las vivencias, despertar ese algo intangible, ese efluvio que se desprende de lo real. 
Aún sabiéndose habitante de los días corrientes y de todos los anodinos aconteceres y aún asumiendo las miserias y grandezas de su humanidad y de la humanidad en general, busca ir más allá y pinta con calor, con color, con trazos sutiles o sueltos –según requiera el motivo– las gentes y paisajes que le han conmovido. 
Se autorretrata a sí mismo sin ambages, sin narcisismo, poniendo el acento en la expresión, aunque no sea agradable y buscando que quede reflejada la marca del tiempo; y con la misma veracidad - eso sí, siempre amable y movida por la vena cordial- se acerca a los seres que lo rodean y que motivan su inspiración. 
El pragmatismo británico no va consigo, sino que forma parte de ese otro lado tan potente, tan ardiente del mundo inglés que dio origen a figuras como Shakespeare y a lo mejor de la poesía romántica: creo que por ahí andarían Keats o Byron (otro apátrida). Él es un romántico y como tal, capaz de asumir las angustias de la condición humana y  por lo mismo enamorado de lo exótico, atacado de hispanofilia: en su momento de las rarezas, costumbres y tipos inclasificables que recogió en 1980, en la serie Camino de la romería; y hoy encandilado en la atlántica y palpitante vida artística de A Coruña.
 

Tim Behrens

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